Postergar, aplazar, posponer aquella actividad importante para más tarde o mañana. Procrastinar es dejar para después, algo que sabemos que tenemos que hacer como aquel informe que nos pidió el jefe, algo que se tiene que entregar en unos minutos y que cuesta horas hacer. Es, en resumen, un problema de comportamiento que afecta nuestra área de trabajo.
La procrastinación no es necesariamente un problema, cuando se trata de actividades sin importancia como postergar el hecho de ordenar nuestras camisas por colores, pero puede traer complicaciones cuando se vuelve algo recurrente en áreas como el trabajo o la escuela porque termina impactando de forma negativa en nuestra salud física y mental. En un principio, procrastinar nos produce cierto “placer”, pero termina en estrés, arrepentimiento, frustración, ansiedad, culpa, tropiezos en la carrera, en el trabajo y en las relaciones.
Procrastinar no es sólo un problema de pereza o de mala gestión de tiempo, también es un problema de auto sabotaje emocional y puede producirse por estos motivos:
· Por evasión: Miedo al fracaso, problemas de autoestima: “no sé hacerlo”, “no voy a hacerlo bien”, “no va a funcionar”.
· Por activación: El caso contrario, somos capaces y sabemos que podemos hacerlo en poco tiempo, pero lo postergamos hasta que no hay más remedio que hacerlo: “Es algo fácil, lo termino en media hora, mejor hago esto primero que me gusta más”
· Por indecisión: hacer y no hacer al mismo tiempo, no tomar una decisión en el cómo hacerlo: “¿Y si no me sale bien?”, “No quiero tomar esta decisión ahora, mejor cuando termine de hacer esta actividad que me gusta más”.
Es esencial identificar y gestionar los procesos o eventos que nos distraen y nos hacen malgastar el tiempo, como lo son personas, lugares, procesos, objetos, etc.
Sigue estas recomendaciones que te pueden ayudar a resolver la parte de gestión de tiempo y son el primer paso para emprender una mejora continua personal.
- Identifica lo que sucede (reconoce que es un problema y decídete a cambiarlo).
- Enfócate en lo que importa (establece prioridades).
- Planifica (ten una bitácora de actividades con tiempos estimados).
- Divide una actividad en pequeñas partes (trabaja por fases o etapas).
- Consiéntete (establece “premios” cada que termines una etapa de tu trabajo, por ejemplo, ir por un café o una golosina).
- Visualiza las consecuencias positivas de terminar bien la tarea (tendrás más tiempo libre).
- Identifica y evita la sensación que te produce postergar (sensación de ansiedad por tener pendientes).
Procrastinar no hará que las actividades desaparezcan, sólo las empeorará. Piensa que tarde o temprano las tendrás que hacer.
Así que, no auto sabotees tus proyectos o tus metas, y piensa que, si la clave está en el estado emocional o de gestión, ahora tienes claves para manejarlo.
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