La mejora continua es un tema que suele asociarse al sector industrial o manufacturero, pero esta metodología, es más versátil de lo que parece. En la actualidad, la aplicación del concepto de calidad en sectores donde el capital humano es lo más importante como en los servicios de salud, gana cada vez más importancia.
Sin embargo, implementar un sistema para su gestión no es algo fácil y el mismo personal que lo opera muchas veces no está coordinado en metas comunes, incluso ni entre puestos gerenciales.
Así, el reto principal es, hacer que los diferentes grupos laborales dentro de la institución tengan una Misión y Visión comunes, orientadas a la calidad. Por ello se requiere de un cambio de mentalidad integral en la organización que involucre a todos los actores de la institución a favor de satisfacer las necesidades y preferencias de los pacientes, buscando su completa satisfacción.
Es fundamental comenzar a implementar nuevas políticas y buenas prácticas que estén orientadas a un mejoramiento constante en los servicios de salud. Y esto se logra con indicadores de satisfacción del usuario, pocas demandas por mala praxis, disminución de costos y mayor rentabilidad, coordinación y gestión de altas, optimización en el uso de recursos, tiempos de ocupación, estadía hospitalaria, satisfacción del cliente interno, reducción de listas de espera, etc.
También los esfuerzos en mejora continua deben orientarse a cómo se hacen las cosas, estandarizar procesos, acreditar servicios. Estas herramientas permitirán progresar en calidad al mejorar el trato al paciente y disminuir los errores clínicos y administrativos, lo cual posibilitará tener un mejor manejo, que sin duda será reconocido en un corto y mediano plazo.
Las buenas praxis, aplicadas en todas las áreas incluyen estas cuatro palabras: equidad, efectividad, eficacia y eficiencia.
- Equidad: dar más a quién más necesita garantizando la accesibilidad.
- Eficacia: con metodologías y tecnologías adecuadas.
- Efectividad: alcanzar cobertura e impacto adecuados.
- Eficiencia, con rendimiento y costos acordes.
El mundo está cambiando, y el gran desafío para la mejora continua de procesos y de calidad es generar una nueva cultura en el quehacer habitual.
Al lograr optimizar los procesos se logrará disminuir costos, no sólo financieros sino de tiempo, de recursos humanos, físicos, de equipamiento, y obtener más recursos que serán invertidos en más prestaciones.
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