De acuerdo al reconocido psicólogo Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional es “esa disposición que nos permite tomar las riendas de nuestros impulsos emocionales, comprender los sentimientos más profundos de nuestros semejantes, manejar amablemente nuestras relaciones o desarrollar lo que Aristóteles denominara la infrecuente capacidad de «enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto»”.
En otras palabras es dominar nuestras emociones para que lo que rija nuestro comportamiento sea nuestro pensamiento y podamos ser capaces de enfrentar las distintas situaciones a las que nos enfrentamos.
En el trabajo esto se ha convertido en un factor más que importante, pues el nivel de inteligencia emocional que posea un líder puede incrementar o disminuir su habilidad para gestionar, motivar y dirigir a los miembros de su equipo.
Estudios demuestran que la inteligencia emocional en el trabajo es un activo valioso, de acuerdo al informe sobre el futuro del empleo, del Foro Económico Mundial, “la inteligencia emocional será una de las diez habilidades laborales más buscadas en 2020”.
Además, de acuerdo a los resultados de una reciente encuesta presentada por Career Builder
- El 71% afirmó que valoraba la inteligencia emocional de un empleado por encima de otros atributos, incluido el coeficiente intelectual.
- El 75% dijo que era más probable que ofrecieran un ascenso a un trabajador con alto nivel de inteligencia emocional.
- El 59% de los encuestados afirmaba con rotundidad que dejarían pasar a un candidato con un coeficiente de inteligencia alto pero poca inteligencia emocional.
- El 65% del éxito laboral se basa en el uso de la inteligencia emocional.
Daniel Goleman también ha definido los principios clave de la inteligencia emocional, que incluyen:
Autoconciencia: saber lo que sentimos, por qué nos sentimos así y hasta dónde podemos seguir sin que nos afecten nuestras emociones. En el trabajo nos puede ayudar a reconocer los síntomas del estrés antes de que se vuelva crónico o poco manejable.
Regulación personal: saber si conocemos y reconocemos nuestras emociones, si podemos controlarlas y evitar que tengan un efecto negativo. En el ambiente laboral esta capacidad nos ayuda a evitar conflictos personales con los compañeros.
Motivación: lo que nos satisface de manera personal y nos impulsa a continuar avanzando para obtener logros. Esto nos ayuda a dar mejores resultados e incluso nos ayuda a comprometernos con nuestro trabajo y equipo.
Empatía: es reconocer las emociones del otro, comprender cómo se siente y así lograr un mejor entendimiento, colaboración y trabajo en equipo.
Habilidades sociales: nuestra capacidad para interactuar con el otro y que todos podamos obtener beneficios de relacionarnos pues nos manejamos con respeto y asertividad al comunicarnos. En el trabajo nos puede ayudar a conseguir objetivos comunes e incrementar los niveles de producción.
Conocer nuestros niveles de inteligencia emocional nos diferencia de los demás, pues podemos avanzar sorteando retos y obteniendo mayores objetivos.
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